Sin título

Creo que te quiero porque eres la única persona a la que no puedo tener. Por esa mirada risueña que me regalas y porque estás tan asquerosamente lejos de éstas ganas que tengo de tomarte la mano en silencio. Creo que te quiero por capricho; porque no eres mío y porque solo puedo conformarme con verte, con escucharte, con leerte, y porque el simple acto de alargar los dedos y delinearte el contorno de la boca, de los ojos, de sentir el olor de tu cabello y saborear ese instante en que estás tan solo ahí siendo tú, es imposible. Creo que te quiero porque eres enigmáticamente simple; no hay nada difícil en ti, y eso me desespera, así que te riño y te desafío tan solo para darme cuenta que por primera vez no estoy frente a un espejo. No eres mi espejo; eres mi opuesto.

Creo que te quiero porque tú no me quieres; y ese hecho me exaspera hasta el cansancio. Creo que te quiero porque no lo haces y porque no hay razones para que lo hagas. Porque así eres tú: básico, y evitas todas esas complicaciones de corazones y de chocolates y de los «cariño» y los «mi amor». Lo difícil. Yo soy difícil. Tengo esa tendencia a abrazar la melancolía y lo complicado porque tengo un alma triste y hay cosas en la vida que simplemente no se eligen. Como tú. Creo que te quiero porque estoy intentando justificar algo que no tiene justificación; porque eres tú, y no lo elegí, y no te elegí ni lo hago ahora, sin embargo aquí me tienes, diciéndotelo, escribiéndotelo, intentando darle un porque a algo que no tiene ni pies ni cabeza ni sentido ni razón.

Creo que te quiero por esa insignificante e inexistente posibilidad que me abraza de algún día poder mirarte a los ojos y decírtelo. Creo que lo hago por palabras extranjeras, por un humor algo oscuro y por esa manera de decir las cosas con la cual no he podido encontrar comparación. Porque te idealicé como hace mucho tiempo ya nadie idealiza; sin miedo, tomando pedacitos de aquí y de allá (un mechón de cabello, un pedazo de piel blanca, un poquito de risa, un ojito somnoliento y tres porciones de susurros a las dos de la mañana justo cuando ya están todos dormidos) y siendo ingenua. Creo que te quiero porque estoy intentando con todas mis fuerzas no hacerlo, y lo estoy tratando, evitando, estoy huyendo, siendo una total cobarde y mentirosa y al final del día lo sé.

Te quiero.                  

Y creo que no tengo remedio.