domingo, 4 de mayo de 2014

Tú nunca me amaste

Y que si siempre regresaste a mí fue porque no soportabas pensar el hecho de perderme, solo porque no te gusta perder. Yo era una fichita valiosa de esas que descontinuaron hace mucho tiempo, y no soportabas pensar en que iba a irme y olvidarte, así que regresabas a torturarme, a apretarme la cadena de tu amor a la muñeca, haciéndome pensar que me querías mucho y después que me aprisionabas una vez más, me abandonabas conmigo misma. Te encantaba saber que tenías ese poder en mí. Te causaba cierta satisfacción darte cuenta como apenas me decías «te quiero» y yo ya estaba desarmada por ti, queriéndote de regreso. Te llenabas de placer al ver como creía cada una de tus mentiras, que a veces ni si quiera tenían sentido pero que al salir de tu boca ya eran automáticamente verdad para mí. Y que podías dejarme; irte, alejarte. Y regresar con unos ojitos arrepentidos y una llamada de siete horas en la madrugada para tenerme justo donde antes, dispuesta a todo, a pesar de todo.

No me amabas. No lo haces. Alimenté tu ego; saber que hay alguien que estuvo dispuesta a hacer todo por ti. Te gustaba saber que eras indispensable aunque sea para alguien. Te agradaba saber que había una persona que aun te escribía, que te extrañaba, que estaba al alcance para ti, con un corazoncito en la mano y una mirada de «por favor» en los ojos. Que alguien te contestaba los mensajes en segundos, que alguien te contestaba las llamadas donde sea que estuviese, que alguien a quien le podía mentir a sus amigos y a su familia para estar a tu lado aunque sea una noche. Y te diera todo. Todo de ella.

Por eso al día siguiente te parecía incompleta y me dejabas ir. Porque solo servía para llenar tus vacíos, tus inseguridades, tus miedos, tus errores, tus silencios, tu soledad, tus imperfecciones. Y cuando estaban bien llenas (y yo bien vacía) ya no era necesaria, ya no servía de nada, mi papel en la historia estaba completo y me desechabas apenas tenías oportunidad. Sin siquiera importante un poquito qué iba a ser de mí sola y vacía y con las manos frías esperando por ti. Y me duele aceptarlo ahora; la verdad.


Tú (nunca) me amaste.

8 comentarios:

  1. muy bueno!!! :) sigue.

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  2. wow, realmente me identifiqué.. tienes talento (:

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  3. me gusta, también me paso a mi...

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  4. ´"Por eso al día siguiente te parecía incompleta y me dejabas ir. Porque solo servía para llenar tus vacíos, tus inseguridades, tus miedos, tus errores, tus silencios, tu soledad, tus imperfecciones. " Un final que queda perfecto, precioso, sublime... Me encanta tu manera de escribirlo, y de expresar tantas emociones, tanta intensidad. Me quito el sombrero, es excelente.

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  5. Me has llenado de lagrimas, me ha pasado lo mismo.
    100 nudos en el corazón.
    Continua así, excelente talento.

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