Y que si siempre regresaste a mí fue
porque no soportabas pensar el hecho de perderme, solo porque no te gusta
perder. Yo era una fichita valiosa de esas que descontinuaron hace mucho
tiempo, y no soportabas pensar en que iba a irme y olvidarte, así que
regresabas a torturarme, a apretarme la cadena de tu amor a la muñeca,
haciéndome pensar que me querías mucho y después que me aprisionabas una vez
más, me abandonabas conmigo misma. Te encantaba saber que tenías ese poder en
mí. Te causaba cierta satisfacción darte cuenta como apenas me decías «te
quiero» y yo ya estaba desarmada por ti, queriéndote de regreso. Te llenabas de
placer al ver como creía cada una de tus mentiras, que a veces ni si quiera
tenían sentido pero que al salir de tu boca ya eran automáticamente verdad para
mí. Y que podías dejarme; irte, alejarte. Y regresar con unos ojitos
arrepentidos y una llamada de siete horas en la madrugada para tenerme justo
donde antes, dispuesta a todo, a pesar de todo.
No me amabas. No lo haces.
Alimenté tu ego; saber que hay alguien que estuvo dispuesta a hacer todo por ti.
Te gustaba saber que eras indispensable aunque sea para alguien. Te agradaba
saber que había una persona que aun te escribía, que te extrañaba, que estaba
al alcance para ti, con un corazoncito en la mano y una mirada de «por favor»
en los ojos. Que alguien te contestaba los mensajes en segundos, que alguien te
contestaba las llamadas donde sea que estuviese, que alguien a quien le podía
mentir a sus amigos y a su familia para estar a tu lado aunque sea una noche. Y
te diera todo. Todo de ella.
Por eso al día siguiente te parecía
incompleta y me dejabas ir. Porque solo servía para llenar tus vacíos, tus
inseguridades, tus miedos, tus errores, tus silencios, tu soledad, tus
imperfecciones. Y cuando estaban bien llenas (y yo bien vacía) ya no era
necesaria, ya no servía de nada, mi papel en la historia estaba completo y me
desechabas apenas tenías oportunidad. Sin
siquiera importante un poquito qué iba a ser de mí sola y vacía y con las manos
frías esperando por ti. Y me duele aceptarlo ahora; la verdad.
Tú (nunca) me amaste.
muy bueno!!! :) sigue.
ResponderEliminar¡Gracias!
Eliminarwow, realmente me identifiqué.. tienes talento (:
ResponderEliminarMuchas gracias. (L)
Eliminarme gusta, también me paso a mi...
ResponderEliminarLo lamento. :( Gracias. (L)
Eliminar´"Por eso al día siguiente te parecía incompleta y me dejabas ir. Porque solo servía para llenar tus vacíos, tus inseguridades, tus miedos, tus errores, tus silencios, tu soledad, tus imperfecciones. " Un final que queda perfecto, precioso, sublime... Me encanta tu manera de escribirlo, y de expresar tantas emociones, tanta intensidad. Me quito el sombrero, es excelente.
ResponderEliminarMe has llenado de lagrimas, me ha pasado lo mismo.
ResponderEliminar100 nudos en el corazón.
Continua así, excelente talento.