viernes, 7 de febrero de 2014

Anatema

Estamos condenados a extrañarnos, a querernos y a pensarnos y a fingir que nunca nos conocimos. Sé que me cuelo en tu mente de manera inconstante pero frecuente, y que aun recuerdas ese último error que cometimos juntos. Sé que me bloqueas de tu mente y que a veces, mientras le sostienes en brazos, mientras le besas la mano y le tocas la boca, son mis labios, mis manos, mi boca, mis dedos helados los que deseas tocar.

Estás condenado a vivir tranquilo, cómodo. Porque lo nuestro fue algo espontáneo, algo natural, algo que nos hacía querer comernos al mundo entero a las dos de la mañana entre canciones y risas, entre besos y cuentos para dormir. Fue algo intenso, algo que nos mantenía con el dedo en la raya, con el corazón en la mano y un montón de sueños bajo la lengua. Algo efímero y que no se repetirá jamás, algo que solo fue conmigo y que por más que fuerces y que lo intentes no sentirás con nadie.

Estoy condenada a pensarte. A verte en las calles, en canciones, en lugares a los que jamás fuimos. Estoy condenada a fingir que estoy tan bien cuando a veces solo tengo tanto miedo. A llenar tu recuerdo con palabras que jamás te dije, con un café que nunca nos tomamos, con esas películas que nunca vimos y con una caja marrón llena de promesas escondida en mi armario que ahora no cumpliremos. Estoy condenada a ser olvido y tú estás condenado a ser ausencia.

Estamos condenados a desear siempre regresar el tiempo. A preguntarnos siempre en qué haríamos si el otro volviera, a añorar un último beso, una última risa, una última llamada, un último mensaje a las tres de la mañana, una última canción para dormir, un último cuento incompleto. Estamos condenados a querer una última madrugada, a esperar una última carta, a tener un pie siempre atrás porque no podemos dejarnos ir.

No queremos.

No quiero.


Te quiero. 

2 comentarios:

  1. el amor nunca llegara a ser suficiente por eso hay que amar a muchas personas para que puedas dejar ir otras :like: #yadejenmeestudiar

    ResponderEliminar
  2. Por esa risa compartida que en mi mente quedará, por ese beso a escondidas que aún no tiene final.

    ResponderEliminar

tus comentarios son mi sueldo