domingo, 16 de agosto de 2015

Lo peor que podía pasar

Te has leído demasiadas historias de amor, ¿sabías? Te han contado demasiados cuentos, y has sido tan ingenua como para creerlos todos y cada uno de ellos. Por eso te ilusionaste. Por eso no pudiste evitar que el corazón te diera vuelcos cada que hablabas con él y cada que lo veías sonreír o hablar o tan solo estar en silencio con las luces apagadas compartiendo diferentes camas. Por eso empezaste a encontrarte a ti misma pensando en él incluso cuando no te lo pedía ―porque tiene esa adorable costumbre de pedirlo, siempre, antes de despedirse («¿me piensas?» «sí» «dale, chao» «bye»)―, y a escribirle incluso cuando sabías que no te leía. En el fondo estaba esa voz que te lo estuvo diciendo todo el tiempo («no caigas. No lo hagas. Caer no te va a llevar a ninguna parte») pero tú tan ilusa como para pensar que podías manejarlo, para pensar que eras lo suficiente madura y que no tenías nada que perder. Pero eres tan ingenua, ¿verdad? Así que por eso ahora estás escondida bajo tus sábanas con las mejillas empapadas y el corazón en la mano; porque pensaste que podías dárselo a alguien que nunca lo quiso, a alguien que jamás te lo pidió, a alguien que solo quería besarte la boca y tocarte el cabello y las ganas. Y lo peor es que lo supiste todo el tiempo. Era una guerra que ya estaba perdida incluso antes de empezar a pelearla. Pero eres tan ingenua, tan tonta, así que solo miraste lo que quisiste ver, y cuando querías luchar contra todo aquello que te embargaba de lleno hasta desbordarse por todos tus huecos ya era demasiado tarde para dar vuelta atrás y decir «no, mejor no». Que quizá si esperabas e intentabas lo suficiente él te podría mirar con los mismos ojos que tú lo miras. Pero no. En el fondo siempre supiste que no.


¿Qué era lo peor que podía pasar? Esto.

5 comentarios:

  1. "..pensaste que podías dárselo a alguien que nunca lo quiso, a alguien que jamás te lo pidió, a alguien que solo quería besarte la boca y tocarte el cabello y las ganas"

    Ouch eso se sintió como cincuenta bofetadas en cada una de mis mejillas.
    Qué bonito todo, y qué doloroso.

    p.s. soy Ana Marín en el feisbuc.

    ResponderEliminar
  2. Es la triste realidad y yo creo que a todo el mundo nos pasa por lo menos una vez en la vida y son cuestiones que nos hacen madurar y salir adelante aprender a ser mas egoistas y pensar mas en lo que queremos y despues en los demas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De acuerdo! Por desgracia a veces ser ingenu@ puede ser una gran traba, gracias por leer/comentar!

      Eliminar
  3. Rodrigo Ruvalcaba4 de enero de 2016, 3:30

    y eso es una de las cosas de lo que es amor, me gusta tu blog Jajajaja (es la primera vez que leo algún blog de este tipo)

    ResponderEliminar

tus comentarios son mi sueldo