No te encuentro más

Que lejano te me antojas, y que amargura se me instala en la garganta. Porque ahora tu risa es esporádica, y tus besos y tus te amo y tus mi amor y tus te extraño y todas esas madrugadas en las que nos anclábamos a la cama ya no las encuentro más.

Las largas llamadas que teníamos ahora se me antojan de cinco minutos, y que desilusión me incinera las ganas. Porque ahora nuestras conversaciones son ocasionales, y tus días y tus promesas y tus largos monólogos donde me representabas tus sueños y tus pesadillas y tu vida entrelazada con la mía, ya no las encuentro más.

Las sonrisas se me antojan más a una melancolía constante, y que insípidos se me escurren los días. Porque ahora te respiro más lejos y no sé si es mi culpa o la tuya o de los dos y tampoco me importa, pero todas las canciones y las cartas y los besos y los secretos bajo las sábanas y entre los dedos, ya no los encuentro más.

Mi esperanza se me antoja más a dudas ahora, y que insulsos los recuerdos. Porque ahora tengo miedo de perderte y toda esa seguridad que tenía y ese futuro y esos juramentos a susurros mientras el mundo dormía y nosotros jugábamos a ser los únicos en el universo se me atoran en los ayeres, y ahora estoy asustada y no me atrevo a decir nada, y ya no te encuentro más.